Isabel Hurtado es una osteópata española de Valencia, que nos presenta su mirada sobre la práctica y la enseñanza de la osteopatía. Su trayectoria, que comenzó entre libros de medicina y castillos en Francia, la llevó a descubrir su verdadera vocación en la biodinámica y la filosofía osteopática. Con más de veinte años de experiencia, Isabel combina el rigor del conocimiento anatómico con la sensibilidad de la percepción, enseñando a sus alumnos a escuchar al cuerpo, a leer los síntomas y a conectar con la esencia de cada paciente.
En esta entrevista nos cuenta sobre su formación, sus maestros, la esencia de la osteopatía, los desafíos de las escuelas en Europa y Argentina, y cómo esta disciplina ha moldeado no solo su vida profesional, sino también su manera de estar en el mundo.
Osteopatía - Pronto tendremos el gusto de tenerte en la Argentina dando cursos en el Centro de Estudios Osteopáticos y en la Escuela Argentina de Osteopatía. ¿De qué tratan esos cursos?
Isabel Hurtado - ¡Sí, y estoy muy ilusionada con ello! Son propuestas muy distintas, sobre todo el curso que impartiré en el CEOB. Deseo aportar una mirada sobre el abordaje ginecológico y aportar mi experiencia en la ginecología y andrología transgeneracional. Para ello introduciré nuevas herramientas como la utilización de arquetipos, símbolos… El arquetipo nos lleva a contactar con la sabiduría ancestral, y desde ahí abordaremos problemas ginecológicos que pueden tener su origen en memorias familiares, en asuntos inconclusos que nos impiden ocupar nuestro lugar.
Porque al final, estar enfermo significa no estar presentes, atentos a los mensajes de nuestro cuerpo. Los síntomas son señales que nos avisan de esa desconexión. La función del terapeuta es despertar en el paciente su terapeuta interno, llevarlo de un estado de dependencia y sumisión del síntoma a un estado de responsabilidad. Eso es lo que vamos a enseñar en el curso: a través de los arquetipos y de la potencia de los símbolo, vamos a descubrir qué nos está diciendo esa parte masculina o femenina en nosotros, esa que nos permite brillar o, por el contrario, la que nos frena e inhibe, repitiendo patrones una y otra vez.
Trabajaremos con el árbol genealógico, situándonos en el lugar que ocupamos y viendo que no solo venimos de un padre y una madre, sino también de cuatro grandes corrientes energéticas: los abuelos maternos y paternos. Cuatro ríos que confluyen y cuya energía recibimos como hijos en ese séptimo lugar. Trabajaremos la conexión y el vínculo en los 4 planos, indisociables.
Osteopatía - ¡Qué interesante! ¿Y en el curso habrá práctica manual?
Isabel Hurtado - Sí, claro habrá práctica manual, porque de lo que se trata es de aprender a percibir el tejido. Yo podría estar tres días seguidos dándote teoría y llenándote la cabeza, pero si no te llevo al tejido y no te hago sentirlo, difícilmente lo vas a captar. Ahí os llevaré a explorar los diferentes estados de la materia a través de la palpación y de la percepción
Para eso consideramos fundamental que el alumno conozca bien la anatomía. Solo así puede proyectarse en un tejido. Me proyecto en un sacro porque sé de dónde viene el sacro; en un occipital porque conozco toda su trayectoria, desde que era un fluido hasta que se materializó. ¿Y de qué se materializa? De todas las memorias que se han ido impregnando: las mías con le epigenética y las heredadas de mis padres, y a su vez de los suyos.
Piensa en esto: el óvulo que llevas en tu ovario se formó cuando estabas en el vientre de tu madre, y ese mismo óvulo es el que dará vida a tu hija. Todo eso lo explicamos en el curso. Esta formación la aprendí de Christine Michel, una matrona en su base académica a la que añadió su formación como osteópata en Canadá y su formación en Paris con dos grandes maestros espirituales y psiquiatras, Jean y Jeanine Assens. Hace 22 años que compartimos esta formación.
Osteopatía - ¿Y en la EAO qué curso vas a dar?
Isabel hurtado - Me invitaron a dar una introducción a la biodinámica y la importancia de la anamnesis en nuestra consulta.
Estudié biodinámica durante 10 años con René Briend y 12 años con Françoise Desrosiers, ambos discípulos directos de James Jealous. Con ella aprendí algo esencial: parar, dejar de hacer, respetar la barreras naturales, agradecer. Recuerdo que un día le confesé, casi con vergüenza: “cuando vengo a tus clases, siento que vengo a descansar, no a estudiar”. Y ella me respondió: “Isabel, has encontrado la puerta. Eso es justo lo que quiero escuchar de mis alumnos: que venís a descansar, a dar espacio a esa fuerza de autocuración, no a llenaros la cabeza de ideas, sino a desarrollar un espíritu crítico, absorber lo que nos transmitieron nuestros maestros. Beber de la fuente”
Eso me marcó profundamente. Aprendí a estar con el paciente con calma, a sentirlo y escucharlo de verdad, tanto con un oído externo como con uno interno. Para mí, eso es miel o luz líquida como le llamaba W.G, Sutherland; eso es conectar con la auténtica osteopatía. No se trata de pasar cuatro años estudiando técnicas. ¡Qué pena, de verdad! Porque al final, tras cuatro años, los alumnos salen siendo técnicos, aplicando protocolos. Y claro que hay que pasar por ahí, pero si subes un escalón más, descubres otra dimensión…descubres otro paisaje.
Osteopatía - Desde el lado del alumno, quizá lo más difícil al principio es lidiar con la frustración de no sentir el tejido. Es desafiante. Pero creo que es mejor comenzar con la sutileza, la filosofía y la parte más profunda de la osteopatía, como si fuera la lengua materna, para luego introducir las técnicas.
Isabel Hurtado - ¡Exactamente! Lo importante es despertar ese deseo de descubrir. Creo que ahí está la clave, y también el gran problema de la osteopatía en Europa hoy en día: muchas escuelas están cerrando. ¿Por qué? Porque no estamos siendo justos con la osteopatía. Se la ha monopolizado y está perdiendo su esencia. De ahí viene la lucha entre escuelas: se disputan un poder. Pero la osteopatía no es poder, es esencia, y todo el mundo debería poder acceder a ella si se le da la oportunidad. Cuando la convertimos en un negocio, en un modus operandi para lucrarnos, no somos justos con esta gran dama; la osteopatía. La osteopatía no quiere ser representada por técnicas. Fíjate que Still hacía muy pocas técnicas, y tampoco era necesario enseñarlas. Si conoces bien la anatomía y la fisiología, accedes a percibir el flujo de la fuerza vital que une a ambas y solo entonces surge la técnica y la mano sabe dónde ir.
Osteopatía - ¿Cómo llegaste vos a la osteopatía?
Isabel Hurtado - ¡Uy, es toda una historia! Creo que he sido una buscadora toda mi vida. Mi infancia transcurrió en Francia, en un castillo que pertenecía a grandes médicos. crecí entre ellos, escuchando hablar de medicina mientras jugaba.
Más tarde, en el bachillerato, me formé como puericultora, porque me encantaban los niños y ese fue mi primer mundo. Luego pasé a estudiar enfermería en Francia. En ese tiempo mis padres regresaron a España, y empecé a ejercer lo que había estudiado. Trabajé durante ochos años en diferentes hospitales y servicios. Allí conocí a un médico al que considero un gran maestro. Un día me dijo: “Isabel, ¿qué haces siendo enfermera? Tú deberías estudiar medicina”. Y así lo hice: cursé cuatro años de medicina, ya casada y con una hija pequeña. Pero a mi niña le diagnosticaron una meningitis, y tuve que dejar la carrera. Cuando mis primeros años de medicina me llevaron a las prácticas sentí que tampoco era exactamente lo que deseaba hacer. Yo deseaba sin saberlo aún, ponerme al servicio de la Salud.
Fue entonces cuando se abrió la primera escuela de fisioterapia en Valencia, solicité entrar a estudiar. Cursé los tres años y empecé a trabajar en el hospital… y otra vez llegó la decepción. Lo que me apasionaba, lo que había aprendido no podía aplicarlo: me mandaban hacer electroterapia y técnicas protocolizadas. Aquello me frustraba muchísimo.
En ese momento tuve la suerte de entrar en un posgrado de ginecología. Me fascinó la manera en que explicaba la profesora. Cuando terminó la clase, me acerqué y le pedí verla trabajar en su consultorio. Viajé unos días a Francia para acompañarla, y un día me ofreció un tratamiento. Cuando me atendió, sentí algo distinto, algo que nunca había experimentado. Le pregunté: “¿Qué me estás haciendo?” y me respondió: “Esto es osteopatía. Además de fisioterapeuta, soy especialista en ginecología y osteópata”.
La vida me propuso un cambio de rumbo. Comencé a estudiar osteopatía y, desde el primer año, supe que había llegado al lugar que me correspondía. Sentí: “estas personas me van a llevar a donde quiero ir”. Y así fue. Estoy profundamente agradecida a la escuela en la que me formé y a los profesores que tuve.
Osteopatía - ¿Dónde estudiaste?
Isabel Hurtado - Me formé en Barcelona, en la Escuela del Concepto Osteopático, y me recibí en 2002. El director, Roland Lorilleux, un osteópata que había estudiado en Maidstone entre los años 1973 y 1978 y su equipo compuesto de grandes profesionales encendieron la chispa. Todos ellos estuvieron muy cerca de figuras como Tom Dummer y John Whernam.
Conocieron las raíces de la osteopatía.
Los que estudiaron en Maidstone suelen decir: “tuvimos las raíces, pero la peor formación”, porque no había una organización académica clara. Les transmitieron la filosofía, el arte de la osteopatía, esa semilla fundamental… pero después tuvieron que armarse ellos mismos el andamiaje académico: cursos de anatomía, fisiología, etc. Muchos de ellos más tarde se trasladaron a Francia, a Bélgica y fundaron algunas escuelas que hoy conocemos.
Osteopatía - Entonces, ellos —los primeros— tenían la filosofía de la osteopatía, pero les faltaba organización.
Isabel Hurtado - Exacto, no tuvieron una estructura. Por lo que cuenta Roland, en su clase eran 25 alumnos venidos de Francia y Bélgica. Cada uno pasaba una semana en Maidstone y luego se reunían entre ellos para compartir lo aprendido. Así, uno se especializaba en posturología, otro en vísceras, otro en cráneo… y juntaban todo ese conocimiento para dar forma a esas escuelas en Europa.
Mi escuela nació con los cimientos de la semilla que trajeron de Maidstone, más todo el trabajo que hicieron para darle cuerpo y estructura. Y creo que eso es algo que sigue siendo cierto hoy: nunca lo sabemos todo. Eso es lo bonito. Yo misma, que sigo dando clases, me doy cuenta de que son mis alumnos quienes me empujan e impulsan a seguir aprendiendo.
Osteopatía - Claro, es la búsqueda eterna. Si Still se hubiese conformado con lo que sabía, no habría fundado ni descubierto la osteopatía.
Isabel Hurtado - Tal cual. Y por eso tuvo la humildad de decir: “Os la dejo en pañales. Ahora os toca desarrollarla”. Él sabía que quedaba todo un mundo por descubrir. Llegó hasta donde llegó —y fue lejos—, pero aun así dejó abierta la puerta. Cada vez que releo su autobiografía encuentro algo nuevo, siempre hay un hilo conductor que me invita a aprender y a ir más allá. Es impresionante. Por eso digo que la osteopatía, para mí, más que una profesión, es una vocación, un camino de vida.
Osteopatía - ¿Hay algo en lo que la osteopatía te haya moldeado, o te haya hecho cambiar de cómo eras antes? ¿Qué le debes a la osteopatía en tu vida hoy?
Isabel Hurtado - La osteopatía me ha hecho descubrir quién soy, mi lugar, el lugar que debo ocupar. Es complicado de explicar, pero es como si hubiera encontrado un camino de realización. Para mí, la osteopatía es ir al origen, sentirme en el origen, sentirme adecuada para lo que hago. Es muy exigente, porque cada día me pide más, pero a la vez cada día me maravilla más. Es haber descubierto algo que me va a motivar toda la vida.
Osteopatía - ¿Y siempre estás motivada?
Isabel Hurtado - Sí, aun en los momentos de duda, porque al principio hay que vencer la resistencia a dejar lo conocido. Por eso digo que la osteopatía es como haber encontrado un hilo conductor que me lleva a la esencia, al origen. He hecho muchas cosas en mi vida: estudiar medicina, fisioterapia, psicoterapia… todas me ayudaron a llegar hasta la osteopatía. Cada vez que aprendo algo, descubro un paisaje nuevo; y cuando creo que ya lo he visto todo… ¡pum! se abre otra puerta que me llena de una alegría interior difícil de explicar. Es sentirme conectada conmigo misma, encontrarle sentido a mi vida.
Y eso va más allá de lo profesional: soy madre, esposa… la osteopatía me ha permitido también educar a mis hijos con estos principios y transmitir a mis alumnos lo que aprendí . Verlos contentos, que me digan que conmigo es fácil porque no me escondo detrás de los conceptos… eso es un regalo. Cuando no sé algo, digo “no sé” y lo voy a buscar. La osteopatía me ha enseñado humildad: cuanto más sé, más descubro que hay por aprender, y eso es precioso.
Esta profesión, si la iniciáis con pasión, os puede alimentar a nivel espiritual, intelectual, económico, y también en la capacidad de apreciar la vida. Nos enseña a cuidar lo bello, a buscar el arte en todo. Creo que es encontrar la unidad y sentirnos parte de esa globalidad
Osteopatía - ¿Cómo ves la osteopatía en Europa, como son las escuelas allí?
Isabel Hurtado - Parece como si hubiese una competitividad entre nosotros, parece que, si eres de una escuela, no puedes estar en otra.
Pero, si todos estamos luchando y defendiendo conceptos comunes como acompañar la salud, sentir, la unidad del cuerpo, privilegiar la prevención y la educación sanitaria, pues entonces pienso que hay algo que no está en equilibrio. ¿Qué nos está pasando? ¿Cómo lo podemos abordar?
Yo no conozco cómo os regís vosotros, lo que puedo decirles es lo que está pasando aquí en Europa. Existe un criterio mínimo de formación para ser terapeutas de primera intención.
Nosotros partimos de una osteopatía que se cursa con profesionales de la salud, a tiempo parcial. En Europa se hacen 1500 horas de cursada en un mínimo de 4 años.
¿Pero qué sucede? Estas escuelas están cerrando, porque no tienen alumnos que quieran seguir estas formaciones tan largas y tan costosas.
Se han propuesto cursos de dos años. Eso está creando un caos y desmotivación porque cuando el alumno termina esos dos años, no ha entendido lo que es la osteopatía.
Sabe hacer técnicas, sí. Repite técnicas, pero no tiene el concepto, porque carece de la filosofía de la osteopatía, falta la historia…
En nuestra escuela de Barcelona, desde el principio el alumno es guiado hacia una visión global, aunque en los dos primeros años aportamos principalmente anatomía, fisiología, biología y técnicas para poder tratar la parte física del paciente. A partir del tercer año, empieza la integración, en la que van a ver toda la parte visceral, la parte craneal hasta la parte energética y, creo que así, conseguimos en cuatro años (yo estudié en seis), dar toda la materia para poder empezar a decir “entiendo un poco lo que es la osteopatía”, porque en realidad todavía no lo sabes. Para ser osteópata hay que practicarlo.
Es la experiencia, es la clínica la que nos va a permitir acompañar al paciente en su proceso. Cuando recibo un paciente en la consulta, estoy haciendo un diagnóstico fenomenológico, un diagnóstico intuitivo y diferencial.
Cuando fuimos visitados por la COVID, marcó un antes y un después en la sociedad.
Se ha vivido con angustia la incertidumbre, un miedo a vivir, una desconfianza y pérdida de visión a largo plazo que se ha visto reflejada en una pérdida de motivación.
Osteopatía - En Argentina podemos encontrar distintas escuelas y distintas maneras de enseñar osteopatía ya que no se encuentra regulada. Hay escuelas que tienen una manera más estructuralista, que cumplen con los típicos estándares de horas y materias, pero pierden un poco lo que es la filosofía osteopática. Por otro lado, hay escuelas que tienen menor cantidad de años, pero sin embargo, te empapan de la filosofía, la ética y la escucha osteopática. Y otras escuelas que tienen de todo.
Isabel Hurtado - Pienso que España, dentro de Europa es de los pocos países donde no está reconocida la osteopatía. Y te voy a decir una cosa, bajo mi punto de vista, pienso que salimos ganando, en el sentido de que no sesgamos lo esencial de la osteopatía por un título reconocido.
Cada vez que hemos intentado hacerla oficial y reconocerla, el marco oficial que rige el control de las enfermedades nos ha exigido quitar muchas cosas. Y entre esas muchas cosas, está la filosofía de la osteopatía. Hemos preferido mantener la esencia, la calidad el rigor de la formación, siendo conscientes que esta sociedad se apoya en la titulitis… y que en algún momento tarde o temprano tendríamos que resolver este vacío legal.
Lo que nos salva a nosotros, es que, como son profesionales de la salud pueden estar ejerciendo como osteópatas apoyándose en su primera titulación que les autoriza a estar con pacientes.
Nuestra escuela se asemeja a Canadá, bien estructural a nivel de las técnicas, y luego tenemos todos los conceptos.
En nuestra escuela, yo no estoy totalmente de acuerdo, pero es así, dicen que la materia es primera. Entonces empezamos trabajando la materia. Sin embargo, yo parto del siguiente razonamiento:
La materia es interesante, lógicamente, pero ¿quién anima la materia?, ¿Cuáles son esas fuerzas que animan la materia?
Si este concepto no lo introduzco desde el principio, he formado al alumno con la idea de que la osteopatía son técnicas, y luego, en tercer año, tengo que decir “bueno, además de las técnicas ahora van a descubrir lo que es osteopatía.” Pero bueno, ante el miedo a parecer un poco desestructurado, las escuelas lo hacen de ese modo.
Osteopatía - Sí porque la materia vibra en base a la energía que circula.
Isabel Hurtado - ¡Claro!, y no es cualquier energía, no es cualquier vibración. Corresponde a un ser vivo. Still decía “lo más importante es la anatomía, la anatomía y más anatomía.” Pienso que en su manera de expresarse nos quería transmitir “debéis conocer la anatomía macroscópica, microscópica hasta la submicroscópica para entrar a entender su forma y función, Si vosotros conocéis bien la anatomía, vais a poder conocer no solamente la estructura sino también la forma y función de esta, por ejemplo ¿cómo se han unido esas moléculas para dar lugar a ese hueso? Una vez formado ese hueso, ya tiene una función que viene impresa y que se va a desarrollar conforme lo vaya utilizando un organismo completo. Para mí, lo más importante sería partir de la embriología. Porque la embriología te va a llevar a conocer a ese adulto que está en tu camilla, desde su inicio, desde que era un fluido, y ese fluido se fue densificando, ¿para qué? Pues para ejercer una función, y ahí, estaremos hablando de globalidad. De la otra manera, estamos hablando segmentariamente de una anatomía que empieza por el hueso, luego el músculo, los nervios, los vasos…
Para mí, lo más importante es la energía que es vehiculada en los fluidos.
La energía es información que podemos captar con nuestras manos educadas para esta percepción.
Osteopatía - Totalmente. Lo que yo creo también es que es muy difícil explicar a los pacientes, lo que es la osteopatía. Intentamos basarnos en las cosas más tangibles y estructuradas para poder explicar lo que vamos a hacer, pero después se trabaja sobre el ser en sí mismo.
Isabel Hurtado - A veces la osteopatía es más difícil de explicársela a un profesional, porque necesita que se la expliquemos con su lenguaje, que vayamos a su intelecto y lógicamente llega un momento en el que necesitamos expresarlo a través de otro lenguaje.
Cuando hablamos de un fémur, por ejemplo, el médico lo entiende como un hueso duro. Nosotros, osteópatas, no lo entendemos así. Vemos a través de ese hueso la historia de toda la persona, no solamente la forma del fémur. Ésa es la gran diferencia y la dificultad de poderlo transmitir, sino ya tendríamos miles de libros, manuales sobre osteopatía. Pero ningún libro osteopático te da realmente el conocimiento, el saber estar con el paciente. Porque eso lo tienes que experimentar.
Por otro lado, el vínculo que tenemos con el paciente es muy importante. Es decir, la relación terapeuta paciente va a ser diferente a la que tiene un médico con su paciente, sin desprestigiar al médico porque él está formado para resolver el síntoma.
En la posición médico / paciente, es el médico el que sabe todo y va a encontrar el remedio externo.
En cambio, en el abordaje osteopático, vamos a entrar en contacto con nuestro saber para descubrir y escuchar el tejido, que sabe mejor que yo lo que necesita. Yo solamente voy a acompañar el proceso, no solo el síntoma”. Sin embargo, tengo que hacerlo con un lenguaje para que el paciente me entienda. Porque si yo me protejo detrás de palabras ó detrás de un protocolo, no estoy teniendo en cuenta al paciente. El paciente sabe mejor que yo, y no me refiero a su mental, sino que el cuerpo del paciente sabe lo que necesita, entonces me voy a dirigir a ese tejido, y ese tejido va a guiarme y, junto con el conocimiento que me avala, lo voy a poder ayudar.
Pero, para eso, hay que educar la escucha. El trabajo con el paciente no es “me vienes, me cuentas unas cosas y en función de lo que me cuentas, yo te voy a hacer esto”. No, cada paciente es una página en blanco, lo voy a escuchar y me da una idea, lo voy a poner en la camilla, lo voy a percibir y sus tejidos me van a decir lo que necesita y en qué orden lo necesita. Entonces se establece un dialogo, que también es un vínculo.
Gracias Isabel por recibirnos y abrirnos tu mundo con tanta pasión y generosidad.
Al final, la osteopatía no es solo una profesión, ni un conjunto de técnicas. Es aprender a escuchar, a sentir, a estar presentes… Es un recordatorio de que cada cuerpo, cada vida, cada historia, tiene su propio ritmo y su propio lugar en el mundo. Y tal vez, lo más importante, es que ese lugar también podemos descubrirlo en nosotros mismos.


Entrevista a Isabel Hurtado DO
por Christian Drevon Callone